La Cátedra Galicia-América, de la Universidad Nacional de San Martín, auspicia dicho estreno:
"Se trata de un monólogo en el que un anciano oriundo de Galicia rememora, desde el patio de su casa bonaerense, las circunstancias de la Guerra Civil Española y la posguerra en aquel rincón del noroeste ibérico, y también su experiencia de emigración e integración en la Argentina (extrapolable a muchos otros colectivos migrantes de ayer y hoy).
Por la calidad de su reconstrucción histórica, el sólido empleo de un idioma galaico aporteñado por parte del actor (argentino, pero de ascendencia gallega), y la forma conmovedora en que transmite esas vivencias y sentimientos a menudo comunes a millones de personas que llegaron al país desde los más diversos rincones del mundo, la Cátedra recomienda ver esta pieza teatral".
Gabriel Fernández desarrolla su labor como actor desde 1984. Formado en actuación, dirección, puesta en escena, y dramaturgia por diferentes profesionales, reconoce a Lorenzo Quinteros como su maestro. Ganador del premio SAGAI 2019 a mejor Actor, y nominado como revelación a los premios A.C.E. 1999. Participó en más de treinta y cinco obras de teatro en circuito comercial y no comercial, destacando entre ellas “Angelito”, “Lisandro”, “Democracia”, “La imagen fue un fusil llorando”, “Hormiga negra” y “La extraña tarde del Dr. Burke”. Entre la más de sesenta participaciones en cine y tv se destacan “Los simuladores”, “German, últimas viñetas”, “Una cabrita sin cuernos”, las recientes “El amor después del amor”, “Casi feliz”, “El fin del amor “, y hasta ahora su labor más importante en ”Argentina 1985”. Actualmente filmando “El Eternauta”.
Julio Molina comienza a estudiar a partir de 1984, despliega una formación sólida y extensa con diferentes maestrxs, en actuación, puesta en escena y dramaturgia. Es docente en la UNA dramáticas, EMAD, y El Rojas. Su labor en escritura dramática está editada por Nación INT, la UBA y de manera independiente. Se inicia como director y dramaturgo en el mítico Parakultural de Venezuela, a fines de los ochenta, dirigió más de cuarenta materiales, propios y ajenos, en el ámbito local y en España, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Colombia. Fue distinguido recibiendo la Beca Antorchas como director, Mención Honorífica CABA como dramaturgo, Trinidad Guevara como actor, entre varios otros prestigiosos premios.
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Al ingresar a la sala, nos cautiva el ambiente despojado en el que se desarrollará este unipersonal. Despojado, pero con la fuerza de su simbolismo, que nos predispone a escuchar al hombre que desgrana sus recuerdos, liberándose de sus fantasmas, como libera de sus capas a la cebolla que tiene en sus manos.
La historia se inicia muy lejos, en Galicia, y finaliza en nuestro país, luego de abarcar décadas y escenarios diversos. Es un hombre el que habla, y por su boca, hablan los ancestros, habla el futuro que no fue, hablan la desdicha y a soledad.
El protagonista interpela, comenta, explica. Su brillante interpretación nos involucra en la trama; sentimos con él, sonreímos, lo compadecemos. Todas las emociones son posibles cuando se está ante un actor de raza, que da vida a un texto entrañable.
Escuchandolo, volvi a la casa de mi abuela. Recordé sus historias y sus pesares, tan parecidos a los del galego. Y comprendi tantas cosas... Siendo tan gallego, puede a la vez ser universal, porque sus tribulaciones no son demasiado diferentes de las que han experimentado hombres y mujeres atravesados por las mismas circunstancias, en otras latitudes.
¿Cómo surgió Galego?: "Las vertientes de los textos que fueron conformando la obra son en parte biográficos, de narraciones orales, de investigación documental. Luego el proceso de ensayo generó estrategias de actuación, espacialidad, visuales, sonoras, y de ruptura lineal del relato. El espacio teatral es abierto, la actuación, una vez más, el eje primordial del sostenimiento monologado en las relaciones creativas. Desde el lenguaje se buscó que sonara un gallego entre aporteñado, corrido hacia nuestros pagos, ese híbrido que agrega un nuevo cruce, sin soltar lo inicial".
El protagonista es uno y es muchos. Es cada una de las personas con las que se cruzó en una vida llena de dificultades y no exenta de empatía: "Un hombre mayor, migrante, despliega su memoria en un presente que lo re interpela, su relación lejana con su otro espacio de origen y la referencia del construido acá. La memoria no es lineal, su relación con él mismo, tampoco". Encierra en sí la impronta de la sangre, y la desvela con palabras que retrotraen al espectador a un pasado que añora y ya es muy lejano.
Galego lleva más de un mes presentandose a sala llena. Lo merece. Por su dramaturgia llena de dolor y de magia, por la excelente actuación de Fernández, por la escenografía, la iluminación y la música, por las espléndidas fotografías para prensa que ilustran esta nota, por el cuidadoso trabajo de recreación de un acervo que trasciende las fronteras.
Dramaturgia: Gabriel Fernández y Julio Molina.
Intérprete: Gabriel Fernández
Asesoramiento escenográfico: Alejandro Mateo
Iluminación: Ricardo Sica
Música original y diseño sonoro: Rony Keselman
Fotografía y audiovisuales: Tiago Fernández y Martina Ocampo
Colaboración en idioma gallego: Trinidad Fernández
Prensa: Valeria Franchi
Asistencia de dirección y puesta: Federico Fernández Mardaráz
Dirección y puesta en escena: Julio Molina
Duración del espectáculo: 60 min
Redes sociales del espectáculo: Instagram @obragalego
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