Muchos años han pasado desde que, el 16 de marzo de 1923, "un grupo de inmigrantes pioneros riojanos se decidió a concretar legalmente sus deseos de unirse con un fin común de conservar y difundir su cultura, tradiciones y sentimientos". Con el tiempo, otros inmigrantes llegados hasta la década del 50, se sumaron a los primeros.
Ambrosio Romero Diez, Presidente del Centro Riojano Español de Buenos Aires, recuerda que llegó un domingo y, como era menor, tuvo que esperar a que viniera el Juez de Menores. Evoca el contraste entre su vida en Anguiano, donde caminaba siete kilómetros con la burra, y el estar veintitres días encerrado en un barco.
De un pueblo riojano que quedó bajo un pantano, vino un joven “escapàndole a la posguerra, a la miseria que teníamos en aquellos pueblitos. Venir aca para mi, gracias a Dios, no fue un trauma porque tuve la suerte de venir con mi padre, mi madre, mis dos hermanos y mi abuelo. Fuimos a parar al Tigre - un hermano de mi tenía una quinta alquilada alla - y empezamos a trabajar en la fruta. Ahi fuimos creciendo. Estuvimos cinco años y despues vinimos a Buenos Aires, a Barracas, compramos un negocio de lecheria, heladería. Me tocó hacer de todo, trabajar dentro de la lecheria con carro, caballo, con la leche. Y los domingos hacer una changuita donde se podia, para ir progresando”. “La sorpresa fue que cuando fuimos a la isla, venia la lancha del almacenero y comprabamos dos o tres litros de leche, cuando en España teníamos dos o tres cabritas, ordeñabamos, sacabamos un litro y lo vendíamos al otro pueblo, para poder sacar unos pesos y comprar azúcar o aceite, o la pana, que era todo estraperlo. Ahi no. Cuando mi padre se iba a Tigre con mi madre a llevar la fruta, quedabamos mi hermano y yo con mi abuelo - yo era el más grande - y comprábamos y hacíamos arroz con leche, bifes de costilla”, algo impensado en su pueblo.
Un riojano recuerda que, cuando llegó a Argentina en 1951, estaban los tíos esperando y lo llevaron a la tienda. Vivían ahí, durmiendo arriba o debajo de los mostradores. Un día, harto ya de que un diariero le dijera “gallego muerto de hambre”, le arrojó la lechera a la cabeza y “de los diarios, no le sirvió ninguno. Sólo tenía ese dinero para comprar la leche. Después iba por la vereda de enfrente; cuando me veía, corría”.
Otro riojano recuerda que “en un bar que le llamaban La Jaula a las siete de la mañana comian patata pisada con sebo”.
A sus padres evoca Pedro Luis Valenciaga Moreno, Secretario General del Centro Riojano Español de Buenos Aires: "Pedro Valenciaga Puertas y María Isabel Moreno Valenciaga, nacieron en Viniegra de Abajo un pueblo a 60 Km de Logroño (Capital de La Rioja), enclavado en las llamadas Siete Villas del Río Najerilla, en las sierras riojanas. El primero en llegar a Buenos Aires fue mi padre, quien después de luchar los 3 años de Guerra Civil Española y culminando la Segunda Guerra Mundial, en el año 1945 embarcó en una travesía épica al viajar en un barco carguero, que por casualidad no fue hundido por un submarino alemán. (...) Por el año 1951, volvió a España y a su Viniegra de Abajo tan querida, allí fue donde convenció a la familia de mi madre para que emigraran a Argentina. En Agosto de 1954, arribaron a Buenos Aires mi madre con sus 4 hermanos y sus padres Amado e Isabel, radicándose en la ciudad de Tandil. (...) Mi padre fallece en 1988 a los 74 años y mi madre en 2012 a los 84 años, siendo miembro de la Comisión Directiva del Centro Riojano Español de Buenos Aires y Dama de ayuda del Hospital Español, trabajando diariamente Ad Honorem en el servicio de Oncología. Los dos disfrutaron y agradecieron a este país por haberles permitido formar una familia feliz y ver crecer a sus hijos".
Sobre su madre y sus infortunios, escribe una hija: "Dios, qué época! yo viví la época de la bañadera pero mi madre conservó el tacho de aluminio, su bañera en Argentina ya casada, en 1954".
Entrevistadas para esta web, las autoridades manifestaron acerca del presente de la institución y sus proyectos para el este año y el venidero.
¿Cómo se vivió la pandemia en el Centro Riojano?
Lamentablemente tenemos nuestra sede cerrada desde el 20 de marzo de 2020, sin poder reunirnos y compartir la cenas semanales, ni celebrar la Fiestas tradicionales, por lo cual existe mucha tristeza y ansiedad de volver a reencontrarnos en los.miembros de la CD y todos los socios y amigos que compartían los habituales eventos en todo el año.
¿Como se vive este aniversario, en una situación tan atípica?
Este Aniversario, tan atípico lo celebraremos con un video institucional, a la espera de poder festejarlo en forma presencial junto al Dia de La Rioja, San Bernabe y San Mateo. Con muchas esperanzas y ansiedad.
¿Cuáles son los proyectos para el futuro?
Los proyectos siempre se centran en eventos sociales, culturales y festivos donde difundimos la esencia riojana, sus danzas, canciones y tradiciones. Con la meta de ampliar la cantidad de socios ofreciendo mayores actividades para la juventud. Pero todo dependerá de la evolución del Covid-19 en nuestra ciudad.




 
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